Considerándola únicamente desde la perspectiva de la calidad de movimiento, advertirás que tu columna es la unión de un sinnúmero de interacciones y funciones a través de las cuales se comunican y conectan todas las partes de tu cuerpo.
Lo que sucede en la espalda es la evidencia del nivel de comunicación que existe en todo tu organismo. En cuanto comprendas este enfoque holistico no podrás evitar tener en cuenta el conjunto, tanto las partes que están doloridas como las que no.
Para percibir la función de la espalda en el contexto del resto de tu cuerpo, intenta recordar cómo se dobla y se tensa aquella cuando tus pies intentan avanzar sobre un terreno irregular. El vínculo recíproco entre tú espalda y tus rodillas probablemente te resulte familiar:si intentas doblar el torso con las rodillas estiradas se producirá una señal de alarma en tu espalda.Pero acaso seas menos conscientes de lo que se encuentra tu espalda a merced de tus tobillos. Si los tobillos se niegan a flexionarte generosa y elástica mente, las rodillas no pueden ocupar esa posición en el espacio que le permitirá a la pelvis colgar relajadamente, y en consecuencia, liberar la tensión de la espada.
También la respiración sirve para comprender el comportamiento de la espalda. Tu columna esta visiblemente conectada a tus rodillas. El recorrido de cada una de ellas no sólo determina el volumen de aire del ciclo respiratorio y la posición de cada costilla, sino que también incide en la alineación de las vértebras aunadas a ellas.
En realidad no hay ni una parte ni función de todo tu ser que este separada de tu espalda, o que no se exprese a través de ella. Su estado se halla condicionado por la capacidad de movimiento del cuello, las opciones disponibles de la pelvis, el tono muscular de los muslos y las pantorrillas, la forma en que el peso del cuerpo se distribuye entre ambos pies y la memoria funcional y global de los movimientos.
Tu capacidad para controlar el equilibrio general de la espalda, en el contexto de las acciones orgánicas en su conjunto, es muy similar a tu capacidad para controlar y dirigir la digestión, el metabolismo, el latido del corazón, el crecimiento del cabello o l trabajo de cualquier otro sistema vital. No depende en absoluto de tu intervención consciente.
Afortunadamente el movimiento del cuerpo en el espacio es más fácil de seguir y de modificar que cualquier otro aspecto que exprese el flujo de la vida:se trata de un terreno de comunicación ente la motricidad intencionada debido al discernimiento consciente y el talento innato para la auto organizacion espontánea y efectiva.
Cuando se trata de la espalda te enfrentas a una inmensa red de interacciones entre ellas y el resto de tu organismo. Algunos de los caminos que hay en esta red se han borrado, o incluso dañado, por un uso excesivo; otros se han borrado parcialmente o se han destruido por falta de uso, y permanecen olvidados bajo una capa de hábitos tenaces que los cubren como las malas hierbas.
Fragmento de: Guía práctica del Método Feldenkrais, La espontaneidad consciente
Ruth Alon – Editorial Sirio
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