¿Querrías que no se te olvidaran las cosas?, ¿te gustaría tener menos miedo? y ¿sentir más placer? Si tus respuestas son sí, sí y sí; tengo una buena propuesta: sé más curioso o curiosa.
Ranganath y unos colegas de la Universidad de California se hicieron una sencilla pregunta http://blogs.ucdavis.edu/egghead/2014/10/02/curiosity-helps-learning-and-memory/: ¿Qué nos puede ayudar a recordar las cosas? Como buenos científicos quisieron dar respuesta a través de un experimento. Reunieron a un grupo de 19 voluntarios y les pidieron que recordaran unas cien preguntas tipo trivial, pero sin la tensión de competir por los “quesitos”. Algunas preguntas iban desde recordar el origen del término dinosaurio hasta saber cuál era el Beatle que duró más tiempo en solitario. Mientras los participantes las memorizaban, iban indicando cuáles les generaban más curiosidad. Después vino la prueba de memoria y “casualmente”, aquellas por las que más interés mostraron fueron las que mejor recordaron, incluso con una diferencia de hasta 24 horas con aquellas que les habían dejado indiferentes. Por tanto, curiosidad = memoria. Pero aún hay más.
Los investigadores ni cortos ni perezosos vieron cómo funcionaba el cerebro de los participantes en cada una de las preguntas. Para ello, hicieron una resonancia magnética y ¡oh, sorpresa!, aquellas preguntas que despertaban la curiosidad de los voluntarios les activaban también el circuito de recompensa, aquel que reduce el miedo. Buen truco para quitar la sábana al fantasma del miedo: siente curiosidad qué hay detrás y dejará de impresionarte. Pero aún hubo otra conclusión: cuando los participantes se topaban con una pregunta por la que tuvieran interés, se despertaba la dopamina, el famoso neurotransmisor en nuestro cerebro descubierto hace medio siglo y responsable de las sensaciones placenteras. Así pues, curiosidad = quitarse el miedo = placer.
Todos nacemos curiosos. Está en nuestro ADN, podríamos decir. Lo que ocurre es que la educación o el aburrimiento nos van reduciendo nuestra capacid ad innata. Sin embargo, parece que es un buen antídoto para el olvido y para el placer; y no es de extrañar que sea una de las cualidades más importantes de los genios, según Mihaly Csikszentmihalyi, profesor de la Universidad de Chicago https://es.wikipedia.org/wiki/Mihály_Cs%C3%ADkszhentmihályi. En 1998 publicó un libro llamado Creatividad, como resultado de entrevistar en profundidad a 91 genios, entre ellos, 14 premios Nobel. De dicho estudio obtuvo las cinco cualidades de la personalidad que les caracterizaban a todos ellos, más allá de sus habilidades intelectuales, y la primera fue la curiosidad y la determinación. Sentían auténtica pasión por lo que les gustaba, perdían la medida del tiempo y se mostraban completamente abiertos a nuevas preguntas y a nuevas reflexiones. No cabe duda de que la curiosidad es un buen gimnasio para mantener en forma nuestro cerebro (por cierto, si tienes interés por las otras cuatro cualidades que Csikszentmihalyi destacó de los genios te las enumero: eran autodidactas o casi; metódicos y autocríticos; les gustaba estar solos, podían ser aburridos o incluso, deprimirse; y no les atraía nada el dinero). Así parece que son los genios.
En definitiva, es hora de cambiar el refrán popular “la curiosidad mató al gato”. A partir de ahora, podríamos decir que lo hizo más listo, con más memoria, más placer y más longevo http://blogs.elpais.com/laboratorio-de-felicidad/2013/05/curiosidad.html, como vimos hace un tiempo. Así que despertemos una habilidad que habita en todos, hagamos actividades distintas, no demos por supuesto las cosas y ampliemos el espectro de lo que nos pueda interesar. Explora otras culturas, escucha otros puntos de vista y pregúntate qué más puedes aprender hoy. Todo ello para entrenar la curiosidad y para inmunizarnos del miedo, del olvido y ganar un poquito más de placer al día. Un buen consejo para comenzar la semana.
Fuente: www.blogs.elpais.com