Manual de ayuda para obtener los mejores resultados de las clases de Toma de Conciencia a través del Movimiento (TCM). Por Moshé Feldenkrais, Doctor en Ciencias.
HAZLO MUY DESPACIO
No pretendo “enseñar”, sino facilitar el aprendizaje según tu nivel de comprensión y acción. El tiempo es el instrumento más importante para el aprendizaje. Posibilitar a cualquiera, sin excepción, a aprender debería acompañarse tanto del tiempo necesario para asimilar la idea del movimiento como del esparcimiento para acostumbrarse a la novedad de la situación. Se debería contar con el tiempo suficiente para apercibirse y organizarse a sí mismo. Nadie aprende con prisas ni apurándose. Por lo tanto, cada movimiento requiere del tiempo suficiente para repetirlo varias veces. Por lo tanto, repetirás el movimiento tantas veces como sea necesario según el tiempo del que dispongas.
Cuando una acción se hace familiar, la velocidad aumenta espontáneamente y así su habilidad. No es tan obvio como cierto.
El movimiento eficiente de cualquier tipo se consigue limpiando la maleza y eliminando el esfuerzo parásito superfluo. Éste es tan nocivo como defectuoso; simplemente cuesta más hacerlo.
No se puede aprender a ir en bicicleta o a nadar sin el tiempo necesario para asimilar lo esencial y descartar los esfuerzos involuntarios e innecesarios que el principiante lleva a cabo en su ambición de no sentirse o parecerse incompetente.
La acción rápida al inicio de un aprendizaje es sinónimo de esfuerzo y confusión, cosa que hace del aprendizaje un desagradable desempeño.
BUSCAR LA SENSACIÓN PLACENTERA
El placer relaja la respiración y sevuelve sencilla y fácil. El exceso de esfuerzo por mejorar impide el aprendizaje. Es menos importante aprender nuevas proezas o habilidadesque llegar a dominar la manera de aprender nuevas destrezas. Te darás cuenta que se pueden obtener nuevas habilidades como consecuencia de prestar atención. Sentirás que te mereces la destreza conseguida, lo que añadirá satisfacción a la sensación placentera.
NO “INTENTES” HACERLO BIEN
Esforzarse,de alguna manera, quiere decir que una persona considera que, ano ser que se haga un mayor esfuerzo y empeño, no se alcanzarán los objetivos. La convicción personal de que la esencia de la incompetencia está en la raíz de la necesidad de esforzarse tanto como sea necesario incluso cuando se aprende.Solamente cuando hemos aprendido a escribir con soltura y placenteramente podemos escribir tan rápido como se desee o con letra más bonita. Sin embargo,
al “intentar” escribir más rápido se consigue una escritura más ilegible y fea. Aprender a hacerlo bien, pero sinintentarlo. El consentimiento del esfuerzo revela la convicción personal de ser incapaz o no estar a la altura.
NO TRATES DE HACERLO “BONITO”
Una acción es bonita observarla cuando la persona la desempeña harmoniosamente. Esto quiere decir que nada afecta a la acción más que la acción en sí. Tratar de hacerlo bonito aporta desarmonía en el aprendizaje. La atención se orienta erróneamente lo cual manifiesta autoconciencia en lugar de toma de conciencia. Todas y cada una de nuestras partes deben cooperar en la medida en que sea útil. Una acción se convierte en bonita cuando no pretendemos más que la acción en sí. Todo lo demás da al traste la armonía.
Estos cursos son para ayudarte a convertir lo imposible en factible, la dificultad en facilidad: hermoso de ver y agradable de hacer.
INSISTE EN EL MOVIMIENTO CÓMODO, LIGERO
Solemos aprender por esfuerzo. Nos enseñaron que esforzarse es una virtud en la vida y estamos equivocados al aplicar esta creencia también durante el aprendizaje. Por eso podemos ver a un principiante aprendiendo a ir en bicicleta, a nadar o a cualquier proeza, haciendo fútiles esfuerzos y cansarse rápido.
El aprendizaje se lleva a cabo a través del sistema nervioso el cual está muy estructurado para detectar y seleccionar desde el ensayo-error el intento más eficaz. Por consiguiente, de forma gradual vamos eliminandolos movimientos sin sentido hasta encontrarlos componentes acordes alfinal del esfuerzo en un cuerpo ajustado.Éstos deben coincidir en el ritmo y en la orientación simultáneamente.En pocas palabras, aprendemos progresivamente a discernir cuál es el mejor movimiento. De este modo,nos damos cuentade que mover el manillar para girar la rueda de la dirección que solemos caernos, equilibra la bicicleta. O que si movemos despacio brazos y piernas en la dirección en la que se nada y rápidamente en la otra dirección, nadaremos con mayor destreza y rapidez. Sentimos las diferencias y elegimoslo bueno a partir de lo inservible, es decir, diferenciamos.
Si no distinguimos y diferenciamos perpetuamos (y posiblemente confundimos) los movimientos buenos ylos malos cuando se emergen aleatoriamente y se hace poco o progreso en lugar de una recurrente diligencia.
ES MÁS FÁCIL SENTIR DIFERENCIAS CUANDO EL ESFUERZO ES LEVE
Los sentidos funcionan de tal manera que sólo pueden distinguir pequeñas diferencias si se estimulan ligeramente. Si llevo una carga pesada (digamos una nevera) sobre la espalda no perciboel peso de una caja de cerillas si se añadiera a la carga ni tampoco me daría cuenta si se quita de la carga ¿Cuál es el peso que debe quitarse o añadirse para darnos cuenta que ha habido un cambio en el esfuerzo? Para el esfuerzo muscular o el sentido cenestésico, el peso debe ser sobre 1/40 del esfuerzo básico en un sistema nervioso saludable. Si cargamos 400 libras podemossentir la diferencia cuando se añaden o quitan 10 libras de la carga. De 40 libras sería 1 libra. Cualquiera puede sentir con los ojos cerrados cuando se posa una mosca sobre una cerilla o una pajita y cuando vuelve a volar.
En resumen, a menor esfuerzo más fino es el incremento y disminución que podemos distinguir y también más sutil es nuestra diferenciación (es decir, la movilidad de los músculos como consecuencia de nuestras sensaciones). A más ligero es el esfuerzo que hacemos, más rápido es el aprendizaje de cualquier habilidad; y el grado de percepción que se alcanza va de la mano con la sutileza que adquirimos. Dejamos de mejorar cuando no sentimos diferencias en el esfuerzo que se lleva a cabo o en el movimiento.
EL APRENDIZAJE Y LA VIDA NO ES LA MISMA COSA
En el transcurso de nuestras vidas se nos requiere enormes esfuerzos –a veces más allá de lo que somos capaces de llevar a cabo.En algunas situaciones no prestamos atención al enorme esfuerzo que conllevan. A menudo tenemos que sacrificar nuestra salud, la totalidad de nuestros miembros y del cuerpo, para salvar la vida. Obviamente, en tales circunstancias, debemos ser capaces de actuar rápida y enérgicamente. La cuestión es ¿No estaríamos mejor preparados para semejantes emergencias haciendo que nuestros esfuerzos sean eficientes en general y de ese modo facilitarnos ejercer menos esfuerzo y conseguir nuestro propósito con mayor economía?
El aprendizaje debe ser lento y con esfuerzo variado hasta que las manifestaciones parásitas sean eliminadas; entonces tendremos pocas dificultades en actuar rápida y vigorosamente.
¿POR QUÉ PREOCUPARSE POR SER TAN EFICIENTE?
No hay que ser inteligente, Dios tiene un lugar para los tontos. No hay que ser habilidoso, hasta el más desmañado triunfa finalmente. No es necesario ser eficiente, porque un kilo de azúcar contiene aproximadamente 20.000 calorías y un gramo de de caloría produce 426 kilos de trabajo. De este cálculo, se deduce que podemos derrochar abundante energía ¿Para qué entrar en semejantes dilemas en el aprendizaje y en el refinamiento de las habilidades? El problema reside en que la energía no puede destruirse; sólo se transforma en movimiento o en otra forma de energía.
Entonces ¿Qué pasa con la energía que no se transforma en movimiento? Obviamente que no se pierde, sino que permanece en algún lugar del cuerpo. De hecho se transforma en calor a través del desgaste y el desgarro muscular (inflamación muscular); también de los ligamentos, de las superficies interarticulares de las articulaciones y de las vértebras. Mientras somos muy jóvenes la salud y el poder de recuperación del cuerpo es suficiente para reparar los daños causados por los esfuerzos ineficaces. Esto es a costa del corazón y de los mecanismos de regeneración del organismo. Pero estas capacidades se reducen, incluso en la mediana edad, cuando empezamos a ser adultos se aletargan poco después.
Si no hemos aprendido a ser eficientes en nuestros actos padeceremos malestar y dolor y una creciente inhabilitación en lo que nos gustaría hacer.
El movimiento eficaz es también placentero efectuarlo y bonito de ver e infunde una sensación maravillosa al hacerlo bien y, por último, una satisfacción estética.
NO CONCENTRARSE
No te concentres si concentración quiere decir que diriges tu atención intensamente a un sólo aspecto importante de la destreza. Este es un tipo concreto de concentración, útil como ejercicio, pero pocas veces cuando se lleva a cabo una tarea o habilidad.
Supón que juegas a baloncesto y te concentras en la canasta principalmente. Nunca o casi nunca tendrás esa ocasión a menos que estés solo frente a la canasta. Cuando hay dos equipos jugando la posibilidad de lanzamiento es durante un breve instante en el que tienes que atender no sólo la canasta sino los jugadores de tu alrededor, el equilibrio y la postura que te permite un lanzamiento certero.
Los mejores jugadores son aquellos que atienden al continuo cambio de posición de los jugadores de su propio equipo y del equipo adversario. En casi todo momento, la concentración la dirigen a una amplia área o espacio. La canasta se tiene sinuosamente presente de fondo en su conciencia, desde donde pueden, a la mínima oportunidad, convertirla en el centro de atención.
La mejor y más útil atención es similar a la que usamos cuando leemos. Cuando miramos toda la página no avistamos el contenido aunque nos percatemos si está escrito en castellano o en alguna lengua que desconozcamos. Para leer debemos centrarnos en una pequeña porción de la página, ni siquiera en toda la línea, lo más probable que tan sólo en una palabra. Si somos lectores avezados seguimos una palabra tras otra o agrupando palabras para que sean percibidas por nuestra visión macular, la cual es mediante una mínima porción de la retina, con la suficiente resolución para ver claramente una escueta impresión.
En otras palabras, en la mayoría de los casos, una buena manera de emplear nuestra atención es similar a la que usamos en la lectura. Uno debe percibir el trasfondo de toda la página tenuemente y aprender a enfocar con precisión el punto atendido (concentración) con rapidez antes del siguiente, de modo que la lectura fluida signifique leer entre 200 y 1.000 palabras por minuto, como algunas personas hacen.
Por consiguiente, no te concentres, sino, al contrario, atiende a toda la situación, tu cuerpo y tu alrededor, echando una mirada suficiente a todo para que te des cuenta de cualquier cambio o diferencia, concentrándote sólo para percibirlo.
En general, lo importante no es qué hacemos sino cómo lo hacemos. Así podemos rechazar amablemente y aceptar descortésmente. También debemos recordar que esta generalización no es una ley y, como otras generalizaciones, no siempre es cierta.
NO DECIMOS AL INICIO QUÉ SUCEDERÁ AL FINAL
Estamos tan habituados o conectados a los métodos educativos predominantes que cuando intentamos llevar a cabo algún requerimiento nos alejamos de conseguirlo, por miedo al desprestigio, a pesar del coste que significa. Tenemos inculcado que no podemos ser el peor. Nos mordemos los labios, contenemos la respiración y, gracias a nuestro propio esfuerzo, metemos la pata de forma descuidada para conseguir algo si no tenemos una idea clara de cómo movernos para esa tarea. La consecuencia es, esfuerzo excesivo y perjudicial y una desagradable actuación. Las lecciones de Toma de Conciencia a través del Movimiento (TCM) te ayudarán a conseguir tu potencial innato de la mejor forma, y evitar darte simplemente otra oportunidad más para el manejo de ti mismo como de costumbre, la cual te conduce, en un principio, a buscar una mejor.
Al reducir el deseo del logro y a la vez atender a los medios para conseguirlo, aprendemos con mayor facilidad. Para lograr perdemos el incentivo por aprender y, por lo tanto, aceptamos un nivel inferior que el del potencial del que estamos dotados. Cuando demoramos el logro atendiendo de manera eficiente los medios, nos situamos en un nivel superior al logro si no nos damos cuenta de estarlo haciendo. Saber cuál es el logro antes de haber aprendido a aprender, sólo alcanzaremos el límite de nuestra ignorancia, que suele ser general. Estos límites son intrínsecamente mas bajos que aquellos que podemos prever después de conocer mejor.
THE FELDENKRAIS INSTITUTE Enseñanza de arte y la ciencia del movimiento humano y la inteligencia física. New York. www.feldenkraisinstitute.com
Traducido por Juan Rivas Bedmar reeducacionneuromotora.com con la autorización del The Feldenkrais Institute of New York. Verano de 2013. Aprende a Aprender.
Fuente: https://feldenkraisbarcelona.net